En 2014, el Consejo de las Naciones Unidas designó el 19 de noviembre como el “Día Internacional de la Mujer Emprendedora”, una fecha que celebra el espíritu emprendedor y los logros de mujeres en todo el mundo.
Para Cargill, las mujeres están en el corazón de muchas comunidades agrícolas; es más, en la mayoría de los países en desarrollo, las mujeres producen entre el 60 y el 80% de los alimentos, según la FAO, la Agencia de Naciones Unidas para la Alimentación.
Reconociendo ese rol determinante de la fuerza femenina, uno de los objetivos de las inversiones sociales de la empresa es empoderar a las mujeres en la agricultura y los negocios para desarrollarlas como líderes en Centroamérica y Colombia.
“En ese sentido, para que podamos cumplir con nuestro propósito de nutrir el mundo de una manera segura, responsable y sostenible, realmente necesitamos fortalecer el papel vital que desempeñan las mujeres para el desarrollo sostenible y el sistema alimentario, e invertir en su éxito”, dice Xavier Vargas, Presidente de Cargill Centroamérica y Colombia.
Por ello, los programas que Cargill tiene en marcha cuentan con un fuerte componente de inclusión y apoyo hacia la mujer para crear condiciones igualitarias de oportunidades en la región y crecer juntos.
“En Cargill la diversidad e inclusión están presente en todo lo que hacemos porque uno de nuestros valores corporativos es poner a las personas primero. De ahí que impulsamos y potenciamos las habilidades de las mujeres por medio de capacitación, promoción de liderazgo, conocimiento de sus derechos, emprendimiento y acceso a mercados”, apunta el directivo.
Los estudios de la FAO confirman que la mujer es pilar de la agricultura de pequeña escala, del trabajo campesino y de la cotidiana subsistencia familiar. En la región, existen casos sobresalientes de emprendedoras que trabajan diariamente con mucho esfuerzo y pasión para prosperar en sus comunidades.
En la zona norte de Honduras, específicamente en la aldea El Achiotal del municipio de Santa Cruz de Yojoa, María Magdalena Rivera junto a su esposo se dedican a la crianza y venta de tilapia. En el 2015 empezaron sin saber nada, solo con una pecera en el patio de la casa, con la que entonces producían apenas dos mil peces. Luego de ocho años, y al ser parte de una granja cooperativa, la historia es otra.
Desde el 2020, impulsados por el programa Nutriendo el Futuro (NEF) que financia Cargill Honduras y gestiona CARE, las 22 familias integrantes de la Asociación de Acuicultores de El Achiotal (ASAA), han logrado crear una economía de escala, con una producción que supera el millón doscientas mil libras de tilapia cada año. A la vez que han podido obtener su personería jurídica, el Registro Tributario Nacional (RTN) y, en proceso, el Registro Sanitario para que puedan vender de forma directa a mercados formales y seguros.
“Con las capacitaciones que nos han brindado hemos visto un mejor enfoque a nuestros procesos. Tomamos mayor fuerza, ánimos de trabajar en grupo, iniciando con un periodo fuerte de capacitaciones sobre liderazgo, empoderamiento para la mujer, talleres de legalización, entre otros. Empezamos a llevar un registro, un control, un historial y así saber cómo va nuestro negocio”, comenta Rivera.
Maily Salazar es una emprendedora de 33 años que reside en Fraijanes, Alajuela, y quien decidió incursionar en el ámbito de la gastronomía transformando la pequeña cocina de su casa en su taller y espacio creativo. Trabaja por las noches, cuando sus dos hijos y su madre están durmiendo, horneando pasteles, bocadillos y pan que después vende en su comunidad.
Mujeres como Maily han encontrado en el programa Nutriendo el Futuro IV –de Cargill que ejecuta CARE en colaboración con EARTH Futures– el apoyo para desarrollar sus iniciativas. Al participar en los talleres de este, ha descubierto una fuente enriquecedora de conocimiento que le ha permitido aprender y comprender cómo funciona un modelo de negocio y, lo que es aún más significativo, establecer conexiones valiosas con otras mujeres emprendedoras.
“Parte de la esencia de mi emprendimiento es integrar productos locales en mis recetas, por ejemplo, utilizo dulce de leche de una microempresa de la zona porque quiero formar parte de una red de emprendimientos locales. Al saber la historia de los ingredientes, me siento todavía más responsable de darle valor agregado a esos productos, de hacer las cosas bien”, manifiesta Salazar.
Gloria Cifuentes es una emprendedora de Villagorgona, en el Valle del Cauca, quien participó en el programa de generación de ingresos liderado por Cargill y la Fundación Carvajal en este territorio. El objetivo del programa Patios Productivos era conectar a los habitantes de esta zona con su tradición agrícola mediante capacitaciones y apoyo técnico para convertir los patios de sus casas en huertas productivas.
De esta manera, Gloria, junto con otras emprendedoras, crearon el proyecto “Mi Patio Ecosaludable”, en el cual cultivan sus propios productos, como el achiote y las plantas aromáticas, para previamente venderlos en los mercados campesinos y así generar ingresos para sus familias. A la fecha, el proyecto cuenta con 50 patios productivos en la zona y 70 huertas comunitarias donde las emprendedoras y sus familias se han convertido en productoras y comercializadoras de estos.
“Con las capacitaciones recibidas no solo pude poner en marcha mi proyecto, sino que, además, he aprendido a realizar un manejo eficiente del dinero que me ha permitido ahorrar e invertir para darle continuidad a la comercialización de mis productos. En este momento mi objetivo es seguir creciendo y generar alianzas con otras emprendedoras de patios productivos para aumentar el volumen de producción y generar empleo a más mujeres, así ellas, al igual que yo, también se sientan capaces de transformar”, expresa Cifuentes.
Por resultados tangibles como estos, Cargill mantiene sus proyectos de desarrollo social de forma permanente, además que, para la empresa, la resiliencia económica comienza en el campo, las granjas y dentro de las comunidades locales.
“Cargill cree firmemente que al invertir en el potencial de mujeres emprendedoras locales de Centroamérica y Colombia se fortalecen los mercados y se garantiza el acceso de la comunidad a la nutrición, pero, además, impulsa la construcción de cadenas de suministro agrícola sostenibles y resilientes”, puntualiza Vargas.
Cargill opera en Centroamérica y Colombia desde hace más de 50 años. Tiene tres negocios en la región: Cargill Proteína Latinoamérica, Cargill Nutrición Animal y Cargill Business Services (solo en Costa Rica), con los cuales busca servir a clientes y consumidores ofreciendo innovación, recursos y servicios, a la vez que fomenta la generación de empleos y el fortalecimiento de la inclusión en cadenas productivas.