Una inyección de $1,000 millones comenzó a dinamizar la economía salvadoreña como parte de una estrategia gubernamental orientada a lograr un despegue económico sostenido en el quinquenio 2024-2029. Los fondos están siendo utilizados para realizar pagos anticipados a proveedores, incluidos aquellos que ofrecieron bienes o servicios en años anteriores, sin importar la fecha del contrato.
Con esta medida, el Ejecutivo proyecta una mayor circulación de dinero en el mercado interno, lo que permitirá a las empresas aumentar su capacidad de contratación y reactivar sectores clave de la economía nacional. Según las autoridades, estos recursos ya estaban disponibles en los mercados internacionales y no provienen de emisión monetaria local, lo que contribuye a evitar presiones inflacionarias.

El anuncio se dio tras la aprobación, en febrero pasado, de un acuerdo de 40 meses entre El Salvador y el Fondo Monetario Internacional (FMI), por un monto de $1,400 millones bajo el Servicio Ampliado del Fondo (SAF).
Desde entonces, ya se han ejecutado tres de las seis fases del denominado Plan Económico: Alimentación, Tecnología y Logística. Esta última contempla una inversión histórica de $1,600 millones en infraestructura portuaria, con el fin de mejorar la competitividad logística del país.
La estrategia económica también busca fortalecer el tejido productivo nacional y estimular el consumo interno sin comprometer la estabilidad macroeconómica.