Los trabajadores portuarios en la costa este de EE.UU. están en huelga, y aunque cultural y geográficamente parecen estar lejos de los actores y guionistas de Hollywood que realizaron un paro el año pasado, sus luchas comparten un principio común: la defensa de sus empleos frente a la automatización.
La huelga, que comenzó el martes, está atrayendo atención debido a su potencial impacto en la economía. Los trabajadores portuarios son esenciales para garantizar que los productos lleguen a los estantes de las tiendas, y su trabajo es físico y agotador. Sin estibadores, no hay mercancía, lo que afecta tanto a las empresas productoras como a los consumidores.
Las pancartas en las protestas reflejan sus preocupaciones: “los robots no pagan impuestos” y “la automatización perjudica a las familias”. Estos trabajadores están luchando contra la tendencia de las empresas operadoras portuarias de implementar más tecnologías automatizadas, como grúas y camiones sin conductor, que amenazan con desplazar a la fuerza laboral humana.
Aunque la automatización puede ofrecer beneficios, como la reducción de costos operativos y menores errores humanos, un informe de McKinsey de 2018 señala que los puertos automatizados a menudo no son más productivos que los tradicionales. Además, los líderes de la industria están ansiosos por imitar los avances de los puertos modernos en países como China y Singapur.
Dennis Daggett, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Internacional de Estibadores, expresó que, aunque la industria ha demostrado adaptabilidad a la innovación, no tolerarán la pérdida de empleos ante los robots. Su preocupación es válida, ya que la automatización ha eliminado miles de empleos en otros sectores, como la manufactura y la minería.
Los estibadores están pidiendo un aumento salarial de $5 por hora durante los próximos seis años y quieren garantías de que no se implementará automatización en los puertos. Esta lucha es similar a las tensiones observadas en Hollywood, donde los trabajadores se han movilizado para proteger sus empleos creativos frente a la inteligencia artificial.
La ansiedad por la automatización también está extendiéndose al ámbito laboral de oficina, donde más del 60% de las grandes empresas planean utilizar inteligencia artificial para automatizar tareas que antes eran realizadas por empleados.
Sameera Fazili, exsubdirectora del Consejo Económico Nacional, sostiene que los trabajadores no se oponen a la automatización en sí, sino que desean tener voz en cómo se integra en sus lugares de trabajo. Este contexto ha alimentado el creciente interés en la organización sindical, donde los trabajadores buscan proteger sus derechos y asegurar un futuro laboral.
En resumen, la huelga portuaria es un claro ejemplo de la creciente resistencia de los trabajadores frente a la automatización. Como advirtió Heather Long en The Washington Post, esta huelga representa “una de las primeras batallas de trabajadores bien pagados contra la automatización avanzada”, y es solo el comienzo de un conflicto más amplio que se avecina en diversos sectores laborales.