La realidad social de El Salvador muestra avances, pero también desafíos profundos que afectan especialmente a la niñez. La última Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) 2024 evidencia que el 32.2 % de las personas en situación de pobreza vive en hogares donde hay menores de 16 años, es decir, más de 582,000 salvadoreños conviven con niños o adolescentes bajo condiciones de vulnerabilidad económica.
Este dato refleja el impacto de la pobreza en los grupos más jóvenes, quienes enfrentan mayores limitaciones en acceso a educación, salud, alimentación y oportunidades de desarrollo. La presencia de menores en hogares pobres también indica una alta dependencia económica y presión sobre los ingresos familiares.
Actualmente, el Banco Central de Reserva (BCR) se encuentra actualizando la metodología de la EHPM con base en la información del VII Censo de Población, con el objetivo de obtener mediciones más precisas sobre las condiciones de vida. Sin embargo, los resultados actuales ya ofrecen una “fotografía” clara sobre el panorama nacional en términos de pobreza, educación, empleo e ingresos.

A pesar de las dificultades, el estudio también muestra señales positivas. Durante el último año, al menos 114,097 salvadoreños lograron salir de la pobreza, lo que representa una mejora en comparación con 2023. En total, la población en pobreza se redujo de 1.92 millones a 1.8 millones en 2024, lo que equivale a una disminución del 6 %.
Esta reducción sugiere que ciertos esfuerzos económicos y sociales han tenido efecto, aunque la cifra sigue siendo elevada y evidencia que más de un millón y medio de personas aún viven con ingresos insuficientes para cubrir sus necesidades básicas.
Las autoridades y expertos coinciden en que, si bien hay progresos, el reto principal es garantizar que la reducción de la pobreza beneficie a los hogares con niños y adolescentes, quienes representan el futuro del país. Fortalecer políticas públicas de protección social, empleo digno, educación y apoyo a familias vulnerables será clave para evitar que las nuevas generaciones continúen atrapadas en el círculo de la pobreza.