Ronaldo Nazario, futbolista y goleador monumental durante una carrera deportiva soberbia en la que consiguió hasta por dos veces recuperarse de sendas lesiones gravísimas en sus rodillas y que se vio obligado a retirarse por problemas de tiroides, reparte hoy su tiempo y atención entre Valladolid y Belo Horizonte. En 2018, pagó 35 millones de dólares por la compra del club español y a finales de 2021 invirtió otros 73 en la adquisición del Cruzeiro.
Ronaldo jugó 616 partidos y marcó 414 goles repartidos entre entre siete clubes distintos (Cruzeiro, PSV, Barcelona, Inter, Real Madrid, Milan y Corinthians) y la selección brasileña entre 1993 y 2011. No son muchos, atendiendo a las graves lesiones que sufrió principalmente como futbolista del Inter de Milán, pero suficientes como para que su carrera deportiva haya adquirido la consideración de legendaria.
Aquel muchacho que comenzó a destacar en el Cruzeiro y acudió al Mundial de 1994 apenas como un invitado de 17 años para disfrutar como un niño del éxito de los Romario, Bebeto y compañía se catapultó en el PSV y alcanzó ya la categoría de crack veinteañero protagonizando una temporada de escándalo en el Barcelona. Después vendría el divorcio azulgrana, su etapa de brillantez y drama en el Inter, su paso por el Real Madrid galáctico y un lento y triste final de carrera en Milan y Corinthians, perjudicado por un hipotiroidismo que mantuvo en secreto hasta el día de su retirada, en febrero de 2011.
Para entonces, sus números en el Real Madrid ya habían descendido y la eclosión de Leo Messi y Cristiano Ronaldo le apartaron de la cúspide. Ronaldo era más pasado que futuro y su presente le mostraba como un búfalo imperial al final del camino. Pero para entonces, también, ya había tomado la decisión de no pasar a ser, en el momento de la retirada, un jubilado al uso.
Personaje ligado a la noche, su primera aventura empresarial no podía ser otra que un club nocturno. Fue en 1998, el año en que disputó con Brasil la final del Mundial de Francia, cuando Ronaldo abrió un club nocturno en uno de los barrios más lujosos de Río de Janeiro. Llamado R9, su marca personal, el negocio, en el que invirtió no poco capital pero al que no pudo atender personalmente como habría deseado, entró en pérdidas hasta que decidió cerrarlo.
Al cabo de cuatro años, coincidiendo con el título Mundial en Japón y recordando todavía las dos gravísimas lesiones de rodilla que padeció siendo jugador del Inter, creó el Centro de fisioterapia R9 que sigue vigente y fue a partir de 2009, de regreso a Brasil con un patrimonio estimado de alrededor de 200 millones de dólares, cuando decidió iniciar su carrera de empresario.
Pero más allá de la creación de la Ronaldo Academy en 2015 y de sus nuevas incursiones con la consultora Tara Sports, su entrada en el mundo de los e-Sports a través de Oddz Network y de su última aventura junto a los futbolistas Fernando Llorente y Juan Mata creando la sociedad ‘Mistral Investment Management, dirigido a la inversión en casas de lujo para mayores, la figura de Ronaldo ha vuelto al plano futbolístico a través de su adquisición primero del Valladolid y después del Corinthians.
En septiembre de 2018 y después de estudiar, según reconoció en primera persona, diversas opciones, el ex futbolista brasileño sorprendió adquiriendo el 51 por ciento de las acciones del Valladolid, del que es presidente, con una inversión inicial de 35 millones de dólares y que lejos de ser un aventura arriesgada ha demostrado, en cuatro años, ser un proyecto sólido y de futuro.
El proyecto de Ronaldo en el club español no es a corto plazo. Mantiene la intención de un «crecimiento sostenido» con la intenciòn de, primero, asentar al Valladolid en la Primera División antes de fijarse metas más ambiciosas como competir por llegar a Europa. Y todo ello valorando la construcción de un nuevo estadio, «es algo que me está dando vueltas en la cabeza», mientras crece el impacto del club en la ciudad.
Y después, en diciembre de 2021, volvió a la casa donde comenzó a darse a conocer y por 73 millones de dólares se hizo con el 90 por ciento de las acciones del Cruzeiro, su primer club. «Tengo mucho que retribuirle al Cruzeiro y quiero llevarlo al lugar en que debe estar» manifestó en aquel momento, delicado para un club en la Segunda División brasileña y con deudas cercanas a los 300 millones.