En Centroamérica, donde una parte significativa de la población aún carece de acceso a servicios financieros básicos como cuentas de ahorro, préstamos, y tarjetas de crédito, la tecnología se ha convertido en un aliado crucial para cerrar esta brecha. Un informe reciente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) revela que el índice de inclusión financiera en la región de Centroamérica, Panamá y República Dominicana (CAPARD) es de 41,7, comparado con el promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Costa Rica (65,2), Panamá (59,1) y República Dominicana (46,1) lideran la región en términos de inclusión financiera, mientras que Nicaragua (23,5) enfrenta los mayores desafíos.
El microfinanciamiento ha emergido como una herramienta clave para combatir la desbancarización en la región. Este sector ofrece una variedad de servicios financieros, como pequeños préstamos, cuentas de ahorro y seguros, a personas excluidas del sistema bancario tradicional. A través de 125 Instituciones de Microfinanzas (IMF) afiliadas a la Red Centroamericana de Microfinanzas (REDCAMIF), se atiende a más de 1,700,000 clientes, proporcionando apoyo esencial a microempresas y fomentando el autoempleo. Estas iniciativas no solo contribuyen a mejorar las condiciones económicas de los beneficiarios, sino que también juegan un papel vital en la reducción de la pobreza y el desarrollo económico local.
Para que el microfinanciamiento alcance a un mayor número de personas y sea más efectivo, las IMF necesitan contar con un respaldo tecnológico sólido. La adopción de tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial generativa y un core bancario moderno, es fundamental para mejorar la eficiencia operativa, reducir riesgos y ofrecer productos financieros personalizados. Las tecnologías nativas en la nube permiten a las IMF acceder a herramientas avanzadas, creando soluciones adaptadas a las necesidades específicas de sus clientes y operando en áreas remotas con acceso limitado a la infraestructura bancaria tradicional.

El impacto de la tecnología en el microfinanciamiento también se refleja en las expectativas de crecimiento. Un estudio de Economist Impact realizado por Temenos indica que el 54% de las instituciones financieras en América Latina planea ofrecer productos para impulsar el segmento de microfinanzas a emprendedores en los próximos 1 a 3 años, el porcentaje más alto a nivel global. Este interés creciente subraya la importancia del microfinanciamiento como una herramienta clave para la inclusión financiera, apalancada por la tecnología para brindar un servicio más eficiente y accesible.
La combinación de microfinanciamiento y tecnología no solo facilita la operación de las IMF, sino que también amplía su capacidad para llegar a las poblaciones más vulnerables. A través de la banca móvil y otros canales digitales, las IMF pueden ofrecer servicios financieros en áreas remotas, promoviendo una inclusión financiera real y sostenible. Esto permite que más personas se integren a la economía formal, mejorando sus condiciones de vida y fortaleciendo sus comunidades.
Con el apoyo continuo de la tecnología, el futuro del microfinanciamiento en Centroamérica promete ser más inclusivo y efectivo, proporcionando las herramientas necesarias para que millones de personas superen la pobreza y alcancen un desarrollo sostenible.