La empresa de la Bolsa de Nueva York, NYSE, ha decidido trasladar de Chicago (Illinois) a Dallas (Texas) un mercado que forma parte de su grupo, según ha anunciado el pasado miércoles. La decisión parece un movimiento defensivo ante los planes de BlackRock y Citadel de abrir una nueva Bolsa de Texas, también en Dallas, con el propósito de ofrecer un entorno regulatorio más amable para las empresas.
Una vez cumplidos los trámites regulatorios, NYSE Chicago, un mercado cuyo origen se remonta a hace 143 años, se disolverá y volverá a constituir en Texas y pasará a llamarse NYSE Texas, ofreciendo a las empresas la oportunidad de salir a cotizar en el nuevo mercado, totalmente electrónico.
“Texas, el estado con el mayor número de empresas cotizadas en la Bolsa de Nueva York, que representa más de 3,7 billones de dólares en valor de mercado para nuestra comunidad, es líder en el mercado en el fomento de un ambiente favorable a los negocio”, dijo Lynn Martin, presidenta del Grupo NYSE en un comunicado. “Estamos encantados de ampliar nuestra presencia en el Estado de la Estrella Solitaria, que desempeña un papel clave en el impulso de nuestra economía estadounidense”, añadió. NYSE forma parte del grupo Intercontinental Exchange.
El anuncio parece una respuesta al proyecto de una nueva Bolsa, la Texas Stock Exchange (TXSE), también con sede en Dallas, que pretende aprovechar la pujanza económica de Texas y el hartazgo de algunas compañías por las exigencias regulatorias y las elevadas tarifas de Wall Street. TXSE Group captó 120 millones de dólares para poner en marcha el nuevo mercado, que esperaba empezar a operar este mismo año, pero ha retrasado su lanzamiento a comienzos de 2026.
Los inversores prefieren negociar en los mercados donde se concentra la liquidez y no es fácil abrirse un hueco en un negocio que ha tendido hacia la concentración en las últimas décadas, generando una especie de duopolio en el que la propia NYSE y el Nasdaq se llevan casi todo el pastel. Sin embargo, con los nuevos vientos que soplan en contra de la diversidad, la exclusión y la sostenibilidad, la Bolsa de Texas aspiraba a relajar los requisitos regulatorios para las empresas y utilizar luego la interconexión de los mercados para presentar una oferta atractiva a las empresas que quisieran cotizar allí.
El gobernador de Texas, Gregg Abbott, era uno de los defensores del nuevo proyecto, dirigido, decía, a “empresas cuya única agenda es el capitalismo, en contraposición a otras ideologías que puedan imponerles” las otras Bolsas. Sin embargo, ha abrazado con entusiasmo el anuncio de NYSE. “Texas es la economía más poderosa de la nación, y ahora nos convertiremos en la capital financiera de Estados Unidos”, dijo en un comunicado. “Con el lanzamiento de NYSE Texas, ampliaremos nuestro poder financiero en Estados Unidos y consolidaremos nuestro gran estado como una potencia económica en el escenario mundial. Agradezco a la Bolsa de Nueva York por elegir a Texas. Trabajando juntos, seguiremos promoviendo políticas económicas favorables al crecimiento que permitan prosperar a los empresarios y a las empresas, y que hagan de Texas un estado más fuerte y próspero que nunca”, añadió.