La reciente publicación de la tercera edición de la Norma Internacional de Información Financiera (NIIF) para PYMES por parte del Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad (IASB), en febrero de 2025, marca un punto de inflexión para la contabilidad de las pequeñas y medianas empresas. Su aplicación obligatoria a partir de 2027 promete mayor transparencia y comparabilidad en los estados financieros, pero también plantea un desafío técnico y operativo significativo para las organizaciones.
Lejos de ser una simple actualización, esta nueva versión representa una reforma profunda que redefine los criterios para reconocer ingresos, valorar activos y presentar resultados. El IASB busca acercar gradualmente a las PYMES a las normas internacionales completas, sin imponerles la misma carga de complejidad, en un equilibrio entre modernización y practicidad.
Uno de los cambios más relevantes es la adopción del modelo de cinco pasos para el reconocimiento de ingresos, alineado con la NIIF 15, que sustituye el tradicional enfoque basado en riesgos y beneficios. Bajo esta metodología, las empresas deberán analizar con mayor detalle sus contratos para determinar el momento exacto en que transfieren el control del bien o servicio al cliente. Este cambio permitirá reflejar con mayor fidelidad la realidad económica de las operaciones, aunque exigirá una coordinación más estrecha entre las áreas contable, comercial y legal.

En materia financiera, la introducción del modelo de pérdida crediticia esperada —inspirado en la NIIF 9— obligará a las PYMES a anticipar posibles pérdidas antes de que ocurran, apoyándose en información prospectiva. Este enfoque previene desequilibrios imprevistos en los estados financieros, pero demanda nuevas capacidades analíticas y herramientas de estimación que muchas empresas deberán desarrollar.
Otro aspecto clave es la incorporación del valor razonable como principio contable central, conforme a la NIIF 13. Las PYMES deberán fortalecer sus procesos de valoración e incluso recurrir a asesorías externas para garantizar la precisión de sus reportes. Esto incrementará la credibilidad de la información financiera, aunque también implicará mayores costos y carga técnica.
La nueva edición incorpora, además, el modelo de control de la NIIF 10 para consolidación y la definición de “negocio” de la NIIF 3 en las combinaciones empresariales, cerrando espacios a la interpretación y reforzando la rigurosidad en los reportes. Aunque el IASB decidió no adoptar aún la NIIF 16 sobre arrendamientos, advirtió que su inclusión será considerada en futuras revisiones.
El periodo de transición de dos años (2025–2027) será crucial. Las empresas deberán evaluar los impactos del cambio, actualizar sus sistemas contables, rediseñar políticas financieras y capacitar a su personal. Más allá del cumplimiento normativo, el reto consistirá en integrar la contabilidad dentro de la estrategia de negocio.
La tercera edición de la NIIF para PYMES se perfila como la reforma más ambiciosa desde la creación del estándar. Eleva la calidad de la información financiera y refuerza la confianza de inversionistas, bancos y socios comerciales. No obstante, plantea una pregunta clave: ¿podrán las PYMES asumir el costo y la complejidad del cambio sin sacrificar su agilidad operativa?
El reto está claro. Las organizaciones que comiencen desde ahora a planificar e implementar los ajustes no solo cumplirán con las nuevas exigencias internacionales, sino que fortalecerán su posición competitiva en un entorno empresarial donde la transparencia y la gestión financiera rigurosa serán cada vez más decisivas.


