A pocas semanas de su presentación oficial, el esperado vehículo autónomo enfrenta cuestionamientos por su seguridad, viabilidad tecnológica y promesas incumplidas.
Elon Musk ha prometido durante años un futuro dominado por vehículos autónomos que revolucionarían la movilidad urbana. Sin embargo, el lanzamiento del robotaxi de Tesla, programado para agosto de este año, se perfila como un posible desastre en el horizonte tecnológico y empresarial.
A pesar del entusiasmo generado por el anuncio en redes sociales y en las recientes conferencias de Tesla, expertos en inteligencia artificial, movilidad y seguridad automotriz han expresado serias dudas sobre la viabilidad del proyecto. Las principales críticas apuntan a la falta de transparencia en las pruebas de conducción autónoma, las limitaciones del sistema Full Self-Driving (FSD), y la constante postergación de plazos por parte de la compañía.
“Tesla sigue prometiendo una autonomía total que aún no está respaldada por datos contundentes”, afirmó la analista de movilidad de Bloomberg, Carla Mendes. “El sistema FSD aún requiere supervisión humana y no ha alcanzado la autonomía de nivel 5 que Musk ha prometido reiteradamente”.
Además, filtraciones internas reportadas por medios especializados como Electrek y The Verge revelan que ingenieros de Tesla han enfrentado dificultades significativas en la integración de sensores y software para garantizar un funcionamiento seguro sin intervención humana. Algunos empleados describen el proyecto como “precipitado” y “más enfocado en impresionar a inversionistas que en entregar un producto funcional”.
Los reguladores estadounidenses también han comenzado a observar con cautela los movimientos de Tesla. La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) ha señalado que los vehículos autónomos aún deben cumplir estrictas normativas que Tesla podría no estar lista para satisfacer en el corto plazo.
La presión por lanzar el robotaxi parece tener un trasfondo bursátil. Con una caída del 17% en el valor de las acciones de Tesla en lo que va del año, analistas sospechan que el anuncio responde más a una estrategia para recuperar confianza en el mercado que a un verdadero avance tecnológico consolidado.
Mientras tanto, usuarios y exconductores de Tesla comparten en redes sociales videos de fallos del FSD en situaciones comunes, desde intersecciones hasta carreteras sin señalización clara. Aunque Musk ha insistido en que estos errores son parte del proceso de aprendizaje automático, muchos se preguntan si la empresa está lista para poner un vehículo sin conductor en las calles.
Con el reloj en marcha y el escepticismo en aumento, el robotaxi de Tesla podría convertirse en otro ejemplo de cómo la ambición sin suficiente respaldo técnico puede conducir a un colapso mediático y financiero. El 8 de agosto, fecha del esperado lanzamiento, podría marcar un antes y un después para la credibilidad de Elon Musk en el sector de la movilidad autónoma.