Con el paso de los años, los deportistas de élite han aprendido a administrar con mayor inteligencia sus ganancias. En un mundo cada vez más globalizado, donde el marketing y la publicidad representan una fuente importante de ingresos, las grandes figuras del deporte han encontrado en los negocios una vía para incrementar sus fortunas y asegurar su estabilidad económica después del retiro profesional.

Cristiano Ronaldo, considerado por Forbes como el deportista mejor pagado del mundo, ha logrado combinar su éxito en la cancha con un sólido portafolio de inversiones. En un año, el portugués ha ingresado US$260 millones, de los cuales US$200 millones provienen de su contrato con el Al Nassr y US$60 millones de actividades fuera del fútbol. Su marca CR7 Lifestyle Hotels es uno de sus proyectos más reconocidos, con hoteles en Madrid, Lisboa, Nueva York, Marrakech y Funchal. Además, ha diversificado su marca con líneas de ropa interior y fragancias, así como inversiones en la cadena Tatel Restaurants y la propiedad del medio portugués Cmtv.

Lionel Messi, por su parte, factura más de US$150 millones anuales gracias a su participación en el Inter Miami, patrocinios, publicidad y negocios personales. Al igual que Ronaldo, ha apostado por el sector hotelero con su cadena MiM, y posee un edificio de 4.000 metros cuadrados en Barcelona, que alberga oficinas, supermercados y restaurantes.

En el baloncesto, LeBron James ha sabido capitalizar su imagen más allá de las canchas. El jugador de Los Ángeles Lakers genera cerca de US$130 millones al año y en 2006 fundó la marca de ropa Uninterrupted, especializada en moda y artículos deportivos. También es uno de los principales inversores de Spring Hill, empresa que combina una agencia de marketing con la promoción de su marca. Su pasión por el deporte lo ha llevado a convertirse en accionista de equipos como Liverpool, AC Milan, Boston Red Sox y Pittsburgh Penguins.

La leyenda de la NBA Michael Jordan es otro ejemplo icónico de éxito empresarial. Con una fortuna que supera los US$3.000 millones, ha sabido aprovechar su legado deportivo para impulsar negocios millonarios. Desde 1985, su colaboración con Nike dio vida a los famosos Air Jordan, una de las líneas de calzado más reconocidas en el mundo. En 2010, adquirió la mayoría de acciones del equipo Charlotte Hornets y ha invertido en cadenas de restaurantes, un campo de golf y compañías dedicadas a los e-sports.
Más allá de sus logros deportivos, estas figuras han demostrado que el talento y la disciplina pueden trascender los estadios, convirtiéndose en referentes de éxito empresarial y en ejemplo de cómo transformar la fama en un patrimonio duradero.