TikTok y su empresa matriz china, ByteDance, han presentado una solicitud ante un tribunal estadounidense para anular una ley que podría prohibir la popular aplicación de videos cortos en Estados Unidos a partir del 19 de enero del próximo año. Argumentan que la legislación, firmada por el presidente Joe Biden en abril, exige la venta de los activos estadounidenses de TikTok o enfrentar una prohibición que consideran «no es posible tecnológica, comercial o legalmente».
El Tribunal de Apelaciones de EE. UU. para el Distrito de Columbia está programado para escuchar los argumentos el 16 de septiembre, presentados tanto por TikTok y ByteDance como por usuarios de la plataforma. La decisión podría tener implicaciones significativas sobre la autoridad del gobierno estadounidense para regular aplicaciones de propiedad extranjera y su impacto en la libertad de expresión en línea.
La ley fue aprobada rápidamente en el Congreso debido a preocupaciones de seguridad nacional sobre el acceso de China a datos personales a través de TikTok. Sin embargo, los abogados de TikTok y algunos usuarios argumentan que la ley viola derechos constitucionales como la libertad de expresión y apuntan que no existe una amenaza inminente que justifique la medida inmediata.
ByteDance ha revelado detalles de largas negociaciones con el gobierno de EE. UU., las cuales se interrumpieron en agosto de 2022. La empresa afirma haber propuesto acuerdos detallados para proteger los datos de usuarios estadounidenses, incluyendo un mecanismo para suspender la aplicación si no se cumplen las condiciones acordadas.
El Departamento de Justicia de EE. UU., por su parte, ha defendido la legislación como una medida necesaria para abordar riesgos de seguridad nacional mientras se mantiene conforme con la Primera Enmienda y otras protecciones constitucionales. La disputa legal ahora será decidida por el tribunal, determinando así el futuro de TikTok en Estados Unidos y potencialmente estableciendo precedentes significativos en la regulación de aplicaciones internacionales.
El caso refleja un enfrentamiento crucial entre la innovación tecnológica global y las preocupaciones de seguridad nacional, con repercusiones que podrían resonar en el ámbito político y legal internacional.