“Hoy tengo ganas de emprender”. Esa frase, repetida en silencio por muchos salvadoreños, marca el inicio de un camino lleno de retos, aprendizajes y oportunidades. Para cientos de personas, emprender un negocio no solo es una decisión económica, sino un acto de valentía y una apuesta por cambiar su realidad.
En un contexto donde el empleo formal sigue siendo limitado, el emprendimiento se ha convertido en una alternativa poderosa para jóvenes, madres solteras, profesionales desempleados y visionarios que buscan autonomía y crecimiento personal. La pandemia aceleró esta tendencia, y hoy, plataformas digitales, ferias locales y programas de apoyo al emprendimiento dan impulso a quienes se atreven a dar el primer paso.
“Emprender es confiar en una idea, pero sobre todo en uno mismo. Yo decidí iniciar mi negocio de repostería desde casa y hoy tengo clientes fijos y hasta pedidos corporativos”, cuenta Ana Calderón, emprendedora de 32 años que inició su proyecto tras perder su empleo en 2022.
Instituciones como CONAMYPE, incubadoras universitarias y entidades privadas están ofreciendo herramientas, capacitaciones y asesoría para facilitar ese salto hacia la independencia financiera. Además, redes sociales como Instagram y TikTok se han transformado en vitrinas comerciales que permiten posicionar marcas personales sin necesidad de grandes inversiones.
Pero el camino no está exento de desafíos. Acceso a financiamiento, trámites burocráticos, saturación del mercado y falta de educación financiera siguen siendo obstáculos recurrentes. No obstante, la motivación de “hacer lo propio” es más fuerte.
“El emprendimiento no es solo una moda, es una forma de sobrevivir, reinventarse y crecer. Hoy, si tienes una idea, las herramientas están ahí, pero se necesita decisión”, afirma Carlos Ávila, consultor en innovación empresarial.
Este 8 de julio, muchos salvadoreños se despiertan con el deseo de emprender. Algunos darán ese primer paso hoy, otros lo están planeando, y muchos más lo sueñan en silencio. Porque cada historia de éxito comenzó con una simple intención: “Hoy tengo ganas de emprender”.