China impondrá aranceles adicionales del 10% al 15% a productos clave de Estados Unidos, como respuesta a los aranceles del 10% impuestos por el presidente Donald Trump a las importaciones chinas. Las nuevas medidas, que entrarán en vigor el próximo 10 de febrero, incluyen un gravamen del 15% sobre carbón y gas licuado, y del 10% sobre petróleo, maquinaria agrícola, vehículos de gran cilindrada y camionetas.
La Comisión Aduanera del Ejecutivo chino ha expresado que estas tarifas buscan contrarrestar las sanciones impuestas por Washington bajo la premisa de combatir el tráfico de fentanilo y otras drogas. Pekín también ha iniciado nuevas investigaciones relacionadas con el sector energético y las exportaciones de minerales clave, como tungsteno, telurio y molibdeno.
El gobierno chino, además, ha lanzado una investigación antimonopolio contra el gigante tecnológico estadounidense Google, acusándolo de violaciones a la ley antimonopolio del país. Aunque Google lleva años bloqueado en China, la investigación tiene un carácter simbólico y refleja las crecientes tensiones entre ambos países en el ámbito económico y tecnológico.

Esta respuesta se produce en un contexto de fricciones comerciales continuas entre las dos potencias. Durante la presidencia de Trump, Estados Unidos impuso una serie de aranceles a productos chinos, lo que provocó represalias por parte de China. Aunque un acuerdo preliminar fue alcanzado en 2020, muchos de los gravámenes impuestos en rondas anteriores permanecen vigentes.
Por su parte, Trump ha abierto la puerta a nuevas negociaciones con China, sugiriendo la posibilidad de retrasar la implementación de nuevas tarifas. En su diálogo con el presidente Xi Jinping, la cuestión de la plataforma TikTok podría ser parte de la agenda, mientras Pekín se muestra dispuesto a discutir sobre la reactivación del acuerdo comercial de 2020 y otras cuestiones relacionadas con las exportaciones y el yuan.
Con la economía china en una situación vulnerable y el comercio entre ambas naciones aún marcado por la incertidumbre, las próximas semanas serán clave para determinar el rumbo de la relación económica entre China y Estados Unidos.